Tenemos en Talavera de la Reina, un legado impresionante, que los elegantes romanos nos dejaron en su conquista y tantos años de estancia y adaptación entre nosotros. Además de lo que el maltratado Tajo ha dejado de la construcción del puente, algún vestigio mas tenemos, de los que iremos hablando en estos días, pero hoy, aún entusiasmada por las sensaciones que me produjo estar allí, transportada en el tiempo por la claridad con la que se dejaban ver, los restos de la villa romana de Saucedo, me invita a poner unas palabras sobre lo que debió representar y ser. Lástima que perdamos tesoros como éstos, somos privilegiados por tenerlos, pero..., el dinero, como en todo, y otras prioridades imagino, nos impiden sacar y exponer el claro paso de una civilización increíble, rescatando sus vestigios.
En mitad de cientos de campos sembrados, al lado de una casa en ruinas, y un chopo que parece indicativo de, aquí custodio la historia, aparece, eso sí, en total abandono, un enrejado indicador de no pasar, pero ofreciendo poca seguridad a que así sea. Alerta al interesado buscador de restos arqueológicos o simple historia, que allí, bajo hierbas crecidas por todos lados, arena repartida sobre lonas que intentan proteger los suelos cubiertos de coloridas teselas, que forman mosaicos maravillosos, unos geométricos y otros con representaciones, de dioses, delfines, o alusiones que marcaban y reconfortaban la estancia en la que se encontraban y dedicaban, yace lo que fue una villa romana, de Saucedo la llaman, porque era un sitio en el que abundaban los sauces, parecen indicar los trabajos realizados hasta el momento.
Una vez que te encuentras allí, es maravilloso imaginar la construcción, el aire limpio y refrescante que representaban tan bien los que nos hicieron latinos, su entrada debía ser a un patio con la presencia del sonido acompasado del agua en alguna de sus representaciones, por los espacios que se observan, una zona porticada, con bellas columnas marmóreas, algún lugar para descansar y deleitarse con la vista del horizonte, refrescada por los sauces que la daban nombre, seguramente allí enraizados por la cantidad y calidad del agua que abunda en la zona. Esta señal, debió estimular a los moradores para construir en la villa una zona termal con todos los elementos que ya desde entonces venimos disfrutando en este tipo de lugares, por supuesto era privado, con las zonas necesarias para que el baño y el cuidado del cuerpo, resultasen agradables y estimulantes para la mente. Estancias diferentes creadas con elegancia, suelos con mosaicos, distribuidas para que los rigores de la temperatura, dependiendo la época del año, no molestase a sus habitantes. Al fondo y posiblemente en estancias inferiores, la zona destinada a la servidumbre, con habitaciones y cocina. ¿Cómo debía ser la vida en esta villa?, bulliciosa o tranquila, esclavos manteniendo todas las estancias en prefecto estado, acondicionadas en invierno, y los señores, recibiendo invitados con los que jugaban a diferentes juegos de mesa, de los que se han encontrado piezas en las excavaciones, baños, paseos, algarabía de niños, en fin..., un lugar donde vivir y en el que vivieron antepasados nuestros hace 2.000 años. Rescatarlo y exponerlo, ¡ojala suceda!, ¿promover esta iniciativa? no sé como hacerlo, estas palabras para darlo a conocer, es mi aportación, pues si el deseo lo consiguiese, desde el día que estuve allí y observé apenada el estado, estaría rescatado y expuesto para el disfrute y aprendizaje de todos.
Recomendación de hoy reservar en la oficina de turismo la visita guiada gratuita Ruta de la Cerámica, que nos lleva desde la puerta de la Basílica en dos horas de recorrido, conociendo este importante legado de nuestra ciudad, os dejo telf. y enlace. Y para refrescar el paseo, el mesón La Cueva, frente al ayuntamiento, os sorprenderá.
Reservas: Oficina de Turismo.
Palenque, 2Tel: 925826322. Fax: 925806614
Hasta el siguiente post
Katia C.
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