lunes, 3 de marzo de 2014

Ebora la ciudad visigoda

   Y así, intentando vivir en nuestra nueva situación y aceptando que ahora sí, podíamos  y debíamos ser cristianos, pues nos vamos adaptando a éste nuevo Dios y sus dictados, que ahora parece su seguimiento ser mas importante que el del gobernante de turno, la figura religiosa siempre va unida a la real  y ahora sí o sí debemos respetar los mandatos que impone, pues guerras existen ya entre ellos por sus diferencias internas, como para ponernos los de a pie a poner pegas. Somos simples cristianos católicos y la otra tendencia es el cristianismo arriano, nos acostumbramos y hasta en algún momento nos sublevamos de la mano del rey que defiende esta tendencia, otra cosa no tendremos pero intentos de defender nuestras ideas, siempre hemos tenido, aunque de poco nos haya servido.

    Asumimos los cambios con el mejor talante, al final siempre lo único que hemos buscado ha sido vivir tranquilos, lo peor es adaptarse a nuestro nuevo nombre, resulta que ahora no somos Caesaróbrigos, que quizá pensemos, menos mal, pues el nombre es algo complicadillo, pero recordar que ahora nos toca ser ...., de Ebora, ¿Eboranos?, ¿Eboratinos?, o simplemente los de Ebora, en fin...,  Ebora que es como los visigodos bautizan a nuestra, al final Talavera,
   Si bien no se destruyen las ciudades que se conquistan, si se hacen algunos cambios, principalmente religiosos, los templos suelen adaptarse  en viviendas o en sede eclesiástica, lo que nos sucedió a nosotros, el principal templo se reconstruye, seguramente reutilizando el material del mismo, muchos indicios nos hacen pensar que estaría en el lugar que ocupa La Colegial. Por la situación e importancia de la ciudad, se crea un obispado en la misma, cosa no muy corriente, además, parece, se nos concede una diócesis, pues conservamos los restos de San Pimenio, obispo de Medina Sidonia que consagró varias iglesias  y todo indica fue sepultado  en el monasterio existente en la ciudad, Santo del que el actual monarca visigodo es devoto, ésto hace recibir visitas de numerosos fieles al monasterio, lo que no gusta en Mérida, pues la restamos importancia, así que en el siguiente concilio,  nos quitan la diócesis, afianzando nuestra dependencia de Mérida. Esto de estar entre dos grandes, nos ha impedido despegar por encima, porque ocasiones hemos tenido.

   Siguiendo con la religión que con estos visigodos es lo más recurrente, pues basan todos sus actos en ella, hubo uno de sus reyes, que agradecido por el apoyo que le prestamos en la lucha mantenida con el otro aspirante, nos regaló una imagen de la Virgen del Prado, la primera dicen, para nombrar y dedicar a ella el culto del templo cristianizado donde se adoraba a la Diosa Ceres romana, el templo, nuestra maravillosa Basílica del Prado,  Liuva II, el rey, que así se llamaba, reinó solo dos años, pero en nosotros  dejó el mejor recuerdo, pues aún hoy adoramos con devoción la imagen de esta Virgen, no la de madera, que parece quedar solo astillas, pero sí las nuevas creadas adornadas con la gran colección de mantos que la devoción del pueblo ha aportado.

   De los visigodos pocos restos mas nos quedan, la adaptación de la ya mencionada villa de Saucedo, en Basílica cristiana, y restos sueltos de monedas, lápidas, reconstrucciones de muralla y algún edificio, reconocido en los cimientos, etc. que nos indican que fuimos grandes para ellos, y parte de ellos.

   En fin, cristianizados y visigodos, así dejamos hoy a nuestra preciosa ciudad.

   La recomendación, asistir el jueves 6, al Centro Cultural Rafael Morales, a la conferencia sobre el Greco, en esta ocasión El Entierro del Conde de Orgaz, el Sábado 8, mercado de segunda mano en la puerta de Zamora, buena ocasión para comprar o vender artículos mas económicos o que no utilicemos,  y por la noche, Yerma en el teatro Palenque, obra de Federico García Lorca interpretada por Silvia Marsó.

 Hasta el próximo post.

Katia C.

 

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